La propagación del dengue en Centroamérica permanece con altos niveles de impacto según el más reciente de los reportes oficiales de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
De acuerdo con este registro de la OPS – que no incluye cifras para Guatemala- Panamá contabiliza 1 766 casos, Costa Rica (740), Nicaragua (2 238), Honduras (3 949) y El Salvador 260 para un total de 8 953 casos de dengue.
En el caso de Guatemala el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) ha registrado 85 687 casos de dengue hasta el 31 de agosto, lo que representa una tasa de 480,2 por cada 100 mil habitantes. Esa misma fuente precisa que en el año 2023 hubo 72 943 nuevos casos.
La OPS indica que, en la Subregión Centroamérica y México, a la fecha, se contabilizan un “total de 27 942 casos sospechosos de dengue durante la semana 34.
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Datos de la Organización Panamericana de la Salud entre enero y septiembre suman 8 953 casos de dengue sin considerar Guatemala.
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Hasta la semana epidemiológica 34 del 2024, la subregión México y Centroamericana presenta un incremento en el número de casos de dengue de 136 por ciento en comparación con el mismo periodo del 2023 y del 220 por ciento con respecto al promedio de los últimos 5 años.
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El istmo centroamericano necesita repensar una estrategia de combate integral contra esta enfermedad.
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En sus 21 promociones continuas de estudiantes (+40 años), el PCMENT ha graduado más de 115 entomólogos de 12 países y 30 instituciones locales e internacionales.
“Los casos reportados esta semana por Nicaragua presentan un incremento del 14 por ciento y México del 50 por ciento, en comparación al promedio de las cuatro semanas epidemiológicas previas”, indica el reporte de la OPS.
El Dr. José R. Loaiza, director del Programa Centroamericano de Maestría en Entomología (PCMENT) de la Universidad de Panamá, precisó que las actividades humanas impulsan la proliferación y propagación de los mosquitos vectores del dengue y la malaria.
“El mosquito Tigre Asiático, Aedes albopictus, coloca sus huevecillos en las llantas usadas que se importan y distribuyen comercialmente en las carreteras del istmo. Esto promueve su expansión geográfica y le permite repoblar áreas donde previamente había sido eliminado con insecticidas. Igualmente, existen mutaciones en el genoma del mosquito de la fiebre amarilla, Aedes aegypti, que lo tornan resistente a los insecticidas mientras se dispersa a nivel nacional asistido por el trasiego de llantas usadas”, ilustró el director del PCMENT.
En sus 21 promociones continuas de estudiantes (+40 años), el PCMENT ha graduado más de 115 entomólogos de 12 países y 30 instituciones locales e internacionales.
Cambio de estrategia
Para el especialista si bien el control químico ha sido el método más común para reducir la transmisión de enfermedades por mosquitos en el istmo, la pregunta sobre cuán eficientes son los insecticidas en aniquilar los vectores de enfermedades “requiere de una consideración más profunda”.
“Esta estrategia utiliza compuestos tóxicos o insecticidas para erradicar poblaciones de vectores y mitigar el riesgo de transmisión de patógenos, pero después de un siglo de lucha contra el mosquito y de contaminación ambiental por la mala aplicación de insecticidas, el éxito general de ese enfoque queda en tela de duda. Además, existen muy pocos datos cuantitativos confiables sobre la historia del uso de insecticidas y el impacto que han tenido en los mosquitos a largo plazo”, indicó el director del PCMENT.
El Dr. Loaiza afirmó que una estrategia efectiva de combate al dengue en Centroamérica debe proporcionar recursos financieros a los departamentos de control de vectores de los ministerios de salud para promover acciones multidisciplinarias, interinstitucionales, e intersectoriales de prevención de enfermedades en la región.
“Los ministerios de otros campos como Ambiente y Agricultura (MIDA), junto con empresas privadas e institutos de investigación, deben unir esfuerzos para crear un repositorio de datos abiertos que pueda ser utilizado para el desarrollo de nuevas políticas sobre el uso sustentable de insecticidas en toda la zona. Esto brindaría un nuevo abordaje para investigar sobre la evolución de la resistencia a los insecticidas en especies de mosquitos como parte de una estrategia sostenible a largo plazo para minimizar la aparición de enfermedades emergentes”, recomendó el experto.
El PCMENT ha desarrollado investigaciones centradas en el estudio de la relación entre los cambios del uso de la tierra, la pérdida de la biodiversidad y la emergencia de enfermedades infecciosas. Como director del PCMENT, Loaiza ha realizado trabajos en colaboración el Departamento de Salud Pública del Estado de Nueva York (Wadsworth Center), el Instituto de Virología Charite de Alemania, el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), y la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos de América, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Asimismo, ese equipo ha investigado los focos de posible aparición de virus emergentes como el Zika y Chikungunya, y la interacción ecológica entre Aedes albopictus y Aedes aegypti, ambos implicados en la transmisión del dengue en el nivel mundial.